Presidida por Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y por Ralph Gonsalves, presidente pro tempore de la CELAC primer Ministro de San Vicente y las Granadinas, se realizó en Bruselas el pasado 17 y 18 de julio de 2023 la tan esperada Cumbre que reafirmo el dialogo multilateral entre los países europeos y latinoamericanos donde el multilateralismo, tal como se sostiene en la Declaración final constituirá la base de la consecución del dialogo entre ambas organizaciones.

De la misma manera que permitirá mantener el compromiso asumido de manera compartida en favor de la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales, el Estado de Derecho, el sistema internacional de normas. Es decir, una relación basada en un multilateralismo inclusivo y de cooperación internacional en consonancia con los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y en el Derecho internacional y ello constituirá el motor de las relaciones entre Europa y América latina.

En base a todo ello durante la Cumbre de Bruselas se dio cuenta de la existencia de prioridades compartidas como las transiciones digital y transición ecológica, la composición de la matriz energética, la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, la degradación medioambiental, la salud, la seguridad alimentaria y la migración, planteados como temas principales de los desafíos presentes que solo pueden ser resueltos en un escenario multilateral, más igualitario, más justo cuyas bases jurídicas incorporen valores y derechos humanos, posibilitando de esta manera la cohesión y la armonía entre los diversos actores involucrados.

Consecuentemente los jefes de Estado y de Gobierno se han comprometido a reafirmar su colaboración como socios soberanos lo que les permitirá ser más fuertes y estar mejor posicionados para afrontar las numerosas temáticas por resolver y los múltiples desafíos que enfrenta la Humanidad frente a la sociedad tecnológica.

Temas ya instalados en las discusiones actuales como la lucha contra la discriminación y la violencia de género; la igualdad de género la defensa de los derechos laborales fundamentales y las normas laborales esenciales; la promoción y reafirmación de los derechos de los pueblos indígenas, los derechos del niño, los derechos de los defensores de los derechos humanos y los derechos de las personas en situación de vulnerabilidad y de los afrodescendiente son en efecto un amplio reconocimiento y respeto por la diversidad. Diversidad que implica reconocer y promover activamente el valor igualitario de todas las personas, todos somos diferentes, pero con igualdad de derechos. Toda esta temática forma hoy parte de opiniones coincidentes, pero también de luchas aún pendientes por alcanzar estos propósitos.

Sin embargo, más allá de estas coincidencias de base no dejaron en esta Cumbre de estar presentes cuestiones arraigadas en el sentir latinoamericano como el sufrimiento infligido a millones de hombres, mujeres y niños como consecuencia del comercio transatlántico de esclavos, el colonialismo temas que evaluadas en la distancia temporal y el tiempo transcurrido toman una dimensión diferente pero que no han dejado de formar parte de los rencores de otros tiempos. Temas más recientes, como el bloqueo a Cuba y el reclamo del territorio de Malvinas, que América latina lleva siempre a los Foros Internacionales tuvieron su lugar en los discursos de los presidentes latinoamericanos y en la Declaración final.

Podemos decir que esta Cumbre constituyó una exitosa apertura del canal de dialogo y de muchas coincidencias, pero también se puso en ella de relieve la existencia de diferencias sustanciales entre los dos continentes cuyos países se encuentran inmersos en realidades distintas.

Poner énfasis en el análisis de dos cuestiones relevantes no solo para las discusiones de la Cumbre sino de significativa importancia a nivel mundial nos permite nuevamente observar las diferencias existentes en este dialogo birregional.

Una de los temas en cuestión es el conflicto armado entre Rusia y Ucrania y el otro las acciones emprendidas para mitigar los efectos del cambio climático y la composición de la degradación medio ambiental.

El tema del conflicto armado entre Rusia y Ucrania demostró una vez mas que fue esta una Cumbre marcada por las divisiones y opiniones encontradas.

El segundo y último día de la cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se mantuvo en tensión en la búsqueda de un acuerdo que pretendía ser una enérgica resolución de condena entre los dos bloques contra la invasión rusa a Ucrania.

Finalmente fue aprobada, como una declaración moderada, sin el respaldo de Nicaragua, y con cambios en la redacción del texto tras las reticencias de Cuba y Venezuela sobre el lenguaje empleado. Terminadas las deliberaciones, en la Declaración los Estados expresan:

“su profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania, que sigue causando un inmenso sufrimiento humano y está agravando debilidades ya existentes en la economía mundial, limitando el crecimiento, aumentando la inflación, perturbando las cadenas de suministro, incrementando la inseguridad energética y alimentaria e intensificando los riesgos para la estabilidad financiera”

Esta frase fue resultado de arduas deliberaciones, que revelaron distintos posicionamiento y grados diferenciados de preocupación entre los países latinoamericanos y los europeos, y ello lleva cierta lógica sobre todo dada la cercanía del continente europeo a la zona de conflicto y su dependencia en el sector energético. El conflicto bélico es sin duda una cuestión de alta prioridad para la seguridad, la economía y la provisión energética de los países europeos.

Los países latinoamericanos expresaron su preocupación por este conflicto armado, quizás el más enfático fue el presidente chileno Gabriel Boric que insistió en condenar la invasión rusa que calificó como una agresión imperial inaceptable donde se viola el Derecho internacional

“Es importante que desde América Latina digamos con claridad, lo que sucede en Ucrania es una guerra de agresión, imperial, inaceptable (…) Hoy es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros»

Por su parte el ferviente apoyo de Europa a la nación invadida por el Kremlin chocó con el enfoque más generalizado en la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, de 33 naciones donde no existe homogeneidad y por tanto se esgrimieron una variedad de posturas diferenciadas que fueron desde una condena a esta guerra, hasta una postura casi pro rusa.

La Habana y Caracas, Gobiernos con estrechos vínculos políticos y económicos con Moscú, habrían exigido cambios en el documento.

Según un borrador del texto, citado por Reuters, a pedido de esto y otros países se eliminaron los pronunciamientos que se referían a “deplorar en los términos más enérgicos la agresión de la Federación Rusa».

Lo cierto es, que, si bien la invasión rusa a Ucrania representa un golpe significativo para la economía mundial, y puede desacelerar el crecimiento y provocar una crisis de seguridad alimentaria en algunos países. En América Latina el impacto es aún limitado y las consecuencias serán posiblemente heterogéneas en la Región.

Por el momento la Región permanece en alerta y enfocada a resolver cuestiones más de orden interno, dado que muchos de los países latinoamericanos atraviesan un periodo de inestabilidad política e institucional que pone en ocasiones en riesgo los estándares democráticos, que sumado a la desigualdad económica y las crisis monetarias acompañadas de un alto índice de desempleo incrementan la inseguridad e inestabilidad de la ciudadanía.

La segunda cuestión que a mi entender tuvo un lugar central en la Cumbre, dado que la comunidad internacional lo percibe como un tema de gran preocupación, se centró en los efectos adversos del cambio climático y la degradación ambiental.

Temas en los cuales existieron convergencias conceptuales, pero el grado diferenciado de avance de los planes en ejecución para encaminar ambos temas puso de manifiesto nuevamente las diferencias sobre todo desde la mirada inicial de estos asuntos.

En la Declaración final se dejó sentado que el desarrollo futuro de esta relación birregional deberá conducirse de acuerdo con el principio de la equidad y de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales.

Quizá sería oportuno para la próxima Reunión Cumbre a realizarse en Colombia en el año 2025 rescatar aquel lema europeo que fue guía de la concreción de muchos proyectos europeos

UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

concepto que contribuiría significativamente al logro de los propósitos y proyectos transcendentales y puede constituir la base del enriquecimiento de las capacidades y las potencialidades de logro de cualquier relación. La próxima Cumbre UE-CELAC planteada en estos términos posibilitaría, esperemos, ahondar las relaciones entre ambas Regiones.

Todo ello en el convencimiento en que las acciones para enfrentan los desafíos futuros son indudablemente de carácter multilateral porque solo así se podrá vertebrar la estructura necesaria que posibilite la instauración de una nueva sociedad . Por eso depositamos en este resurgimiento del multilateralismo y del sistema de Cumbres, la esperanza de poder construir un futuro posible, un futuro mejor.